Llevamos 2 años replanteando nuestras vidas, nuestro trabajo u oficio, todo a causa de un virus que al parecer llegó para no irse, o eso es lo que nos está mostrando hasta ahora.
Eventualmente todos vamos a formar parte de la estadística, con el resultado «positivo» al menos una vez. Mientras estamos aislados nos enfrentamos a dos realidades 1° cómo sobrellevar los síntomas y 2° cómo controlar nuestros pensamientos tratando de mantenerlos lo más positivos posible.

Lo que rescato de este virus que te obliga a aislarte por unos días, es que te hacer ver las cosas de otra manera, te da ese empujón para hacer lo que realmente quieres, a valorar cada segundo contigo mismo y con quiénes te aportan en positivo a tu vida.
Mis aliados en este proceso de reflexión y dónde mi cuerpo luchó contra un virus que físicamente te desvanece, adicional de seguir al pie de la letra las indicaciones médicas, fue un oxímetro y un termómetro. Era mi manera de decirle al virus que le estaba ganando.

Ya formo parte del %, aunque ya mi examen dice negativo, mi cuerpo aún tiene secuelas, todavía el dolor de cabeza no desaparece, la tos sigue, aún no recupero el gusto ni el olfato. Debo tomar medicamentos, porque sin ellos no podría mantenerme en pie de lo agudo que se vuelve el dolor de cabeza. Espero que la que la medicación la pare pronto y el dolor desaparezca.

A pesar de esto, estoy agradecida que mis síntomas no fueron graves, que no sufrí con la respiración ni tuve fiebre. Ahora comienza una nueva oportunidad, un nuevo rumbo.
Les envío todos un abrazo cargado de buena vibra.
Con cariño Angy ♥









